DIABETES
En condiciones normales la insulina, producida por unas células especializadas localizadas en el páncreas, es la hormona que regula la concentración de glucosa (azúcar) que circula en la sangre. Así su producción aumenta luego de la comida, y disminuye durante el ayuno.
La diabetes mellitus (conocida así por el sabor dulce que tiene la orina de estos enfermos), es un trastorno metabólico complejo, producido por la falta absoluta o relativa de la secreción de insulina. Esta falta de insulina es secundaria a un daño de origen inmunológico de las células productoras, desencadenado por una infección viral en un niño con predisposición genética. Se conocen varios tipos de diabetes, pero la forma predominante en los niños es la forma insulino-dependiente o diabetes tipo I.
En los estados de disminución permanente de insulina los procesos de consumo (de proteínas y grasas) predominan sobre los procesos de producción de energía y captación de glucosa. Por lo tanto la producción de glucosa (sobre todo en el hígado) se mantiene pero su utilización en los diferentes tejidos y órganos disminuye, lo que determina un aumento de la concentración de glucosa en la sangre. Cuando ésta alcanza ciertos niveles se elimina por la orina (glucosuria) arrastrando consigo importantes cantidades de agua, lo que genera un aumento en la cantidad de orina que se produce, el niño siente mucha sed durante el día y la noche, y curiosamente pierde peso a pesar de tener un apetito llamativo.
Este problema deberá sospecharse en todo niño que, sin haberlo hecho antes y sin haber explicación alguna, se levanta durante la noche a beber agua, orina con mucha más frecuencia que de costumbre y se moja en la cama durante el sueño como cuando era pequeño.
Desafortunadamente la mayoría de los casos en los niños se diagnostican cuando se produce una descompensación brusca con deshidratación marcada, concentraciones muy elevadas de glucosa y un estado de acidosis (acúmulo excesivo de substancias ácidas en el organismo) como consecuencia de una infección, un cuadro diarreico, u otra situación de estrés. Esta condición conocida como cetoacidosis diabética requiere un tratamiento hospitalario urgente.
Entre sus manifestaciones a largo plazo, provocadas por el daño en los vasos sanguíneos de pequeño calibre, se pueden mencionar la ceguera, la insuficiencia renal, problemas neurológicos, infarto cardíaco, lesiones de las arterias grandes con problemas de circulación en las piernas, etc.
-Todo niño con diagnóstico de diabetes debe iniciar su tratamiento en un hospital. Los pilares de su manejo son:
-Administración de insulina mediante inyecciones diarias por vía subcutánea, a dosis variables según las concentraciones de glucosa en sangre.
-Aporte de una nutrición adecuada a las necesidades del niño en crecimiento, y acoplada con la administración de insulina y el ejercicio.
-Educación y participación del paciente y su familia que le permitan llevar un adecuado autocontrol fuera del hospital.
-Vigilancia médica estrecha.
-Inserción en su medio escolar, procurando que lleve una vida sin más limitaciones que las que le obligue su problema (inyecciones de insulina diarias, dieta, ejercicio regular).