DIARREA
La diarrea es un incremento brusco en la frecuencia y el volumen de las deposiciones, generalmente con disminución en la consistencia de las mismas. Puede ser aguda, cuadro del que nos ocuparemos ahora, o crónica (que se prolonga por más de dos semanas), en cuyo caso la valoración y tratamiento médicos son imprescindibles.
La principal complicación de la diarrea aguda, y de la que verdaderamente hay que preocuparse, es la deshidratación, debida a la pérdida excesiva de líquidos y sales por las heces.
- Boca seca
- Ausencia de lágrimas al llorar.
- Fontanela o mollera deprimida (en lactantes)
- Pérdida de la elasticidad de la piel
- Ojos hundidos
- Disminución de la producción de orina con un aspecto más concentrado u obscuro (el niño no ha orinado o no ha mojado el pañal durante 8 horas),
- Pérdida de peso
La diarrea usualmente se prolonga de unos 3 a 7 días. El objetivo principal del tratamiento será el de evitar la deshidratación mediante la administración de cantidades adecuadas de líquidos para compensar las pérdidas que se han producido por las heces.
La mayoría de las veces la diarrea es secundaria a una infección del intestino (gastroenteritis), frecuentemente de origen viral, y en ocasiones bacteriano o parasitario. Los alimentos contaminados con toxinas bacterianas (mal almacenados) o cuadros de intolerancias alimentarias (como a la leche de vaca) son otras causas a tener en mente.
Los cuadros de diarrea suelen acompañarse de otros síntomas como fiebre, malestar general, decaimiento, vómitos (como en las infecciones por virus), escalofríos (diarreas por toxinas), sangre y/o moco en las heces (amebiasis, shigelosis), dolor abdominal. Los niños deshidratados se mostrarán sedientos, irritables o somnolientos, y con el pulso acelerado (más de 120 x minuto) y las respiraciones profundas y rápidas.
El pilar fundamental del manejo de un niño con diarrea es el evitar la deshidratación y continuar con su alimentación. Siga los siguientes pasos:
1. Si el niño está vomitando, suspenda toda administración por vía oral por un lapso de una hora.
2. Una vez que ha dejado de vomitar inicie la administración de líquidos, preferiblemente fríos, en forma fraccionada y mejor por cucharaditas. Entre estos líquidos idealmente pueden ser las sales de rehidratación oral.
3. Si lo nota deshidratado deberá ofrecerle de 1 a 3 onzas de solución de rehidratación por cada kilo de peso, en las siguientes 4 horas. (si su bebé pesa 6 kg. deberá recibir unas 10 a 12 onzas de líquidos).
4. Luego es necesario ir reponiendo los líquidos que se siguen perdiendo con la diarrea. Dar líquidos adicionales después de cada deposición: en niños menores de 2 años, 2 a 3 onzas; de 2 a 10 años, 3 a 6 onzas; mayores de 10 años, lo que desee.
5. El niño deberá adicionalmente beber agua pura mientras reciben soluciones de rehidratación.
6. Evitar el ayuno prolongado. Tan pronto como se haya corregido la deshidratación, hayan cedido los vómitos y el niño tenga algo de apetito, se reiniciará la realimentación: a) Si el niño todavía toma el seno, debe continuar con la lactancia pero también haciendo tomas fraccionadas. b) Los niños alimentados con biberón deberán consumir su fórmula habitual. c) En los niños mayores de 6 meses se reiniciará su dieta con base en cereales, puré de verduras con pollo, evitando en un inicio las frutas. d) A los mayorcitos que reciben alimentos sólidos, se les ofrecerá una dieta equilibrada rica en calorías, con proteínas de origen animal (pollo, pescado).
7. Los niños toleran mejor comidas pequeñas y frecuentes (6 al día), que pocas comidas abundantes. Por su misma enfermedad tendrán poco apetito, y por lo tanto no se los deberá forzar a ingerir alimentos.
8. Evitar el empleo de medicamentos para el vómito, antidiarreicos y antiespasmódicos. Los antibióticos se los tendrá reservados para aquellos casos estrictamente necesarios y siempre bajo indicación médica.
1. Su niño sigue vomitando.
2. No acepta líquidos.
3. Se ve deshidratado: llora sin lágrimas, la boca está seca, no ha orinado por más de 6 horas.
4. La diarrea se vuelve sanguinolenta.
5. Tiene fuerte dolor abdominal.
6. La diarrea se vuelve muy frecuente: más de una deposición por hora, por unas 8 horas.
7. Tiene aspecto de estar muy decaído y apático.