FIEBRE
La fiebre es un síntoma y no una enfermedad. Constituye una respuesta corporal normal frente a la infección, y juega un papel importante en la lucha contra ella, pues activa los sistemas inmunes del organismo, y por tanto no debemos esforzarnos demasiado en controlarla con medicamentos u otros medios a menos que produzca serias molestias en el niño o desencadene convulsiones febriles.
En los niños la mayoría de las veces es secundaria a una infección viral (gripe, eruptivas), aunque su presencia debe también ponernos en alerta ante la posibilidad de una infección bacteriana (amigdalitis, otitis, neumonías, etc.).
Por lo general la intensidad de la fiebre no está en relación con la gravedad de la enfermedad primaria.
1. Si la temperatura rectal es mayor de 38° C.
2. La temperatura bucal es mayor de 37,5° C.
3. La temperatura axilar es mayor de 37° C.
Elevaciones moderadas de temperatura de alrededor de medio grado pueden ser provocadas por el ejercicio, abrigo excesivo, o clima muy cálido. Si cree que alguna de éstas puede ser la causa de la fiebre, tome nuevamente la temperatura al cabo de unos treinta minutos.
Mientras consulta con su médico, usted puede implementar las siguientes medidas de control:
- No abrigue a su hijo, pues por la piel se pierde mucho calor y así desciende la temperatura. Si tiene escalofríos o siente mucho frío, se lo puede cubrir con una sábana ligera. El abrigarlo puede elevar aún más la fiebre.
- Un baño de esponja con agua tibia es una buena medida, y mejor que simplemente sumergirlo en la tina.
- No haga fricciones con alcohol o colonia para bajar la fiebre, el alcohol puede ser absorbido a través de la piel y producir toxicidad.
- Ofrezca a su hijo abundantes líquidos frescos, pues es muy importante que se encuentre bien hidratado.
- Si la temperatura bucal es mayor de 38,5° C, utilice un antitérmico como acetaminofén, ibuprofeno o nimesulide a dosis similares a las indicadas en el capítulo de analgésicos.
1. Su hijo es menor de dos meses.
2. La fiebre es mayor de 39° C.
3. El cuello de su hijo está rígido.
4. Aparecen manchas o moretones en la piel.
5. Su hijo no tiene buena apariencia.
6. Tiene antecedentes de convulsiones febriles.
7. La fiebre persiste por más de tres días.