RUBÉOLA
Es una enfermedad infecciosa aguda, caracterizada por síntomas iniciales mínimos, exantema de unos tres días de duración, y aumento de tamaño de varios grupos ganglionares. Suele ser una enfermedad de evolución benigna, pero adquiere una extrema importancia cuando afecta a mujeres embarazadas por el riesgo de producir graves malformaciones fetales.
Su agente causal es un virus de la familia RNA, identificado por el año 1938. La transmisión del virus se hace por medio de las gotitas de saliva o secreciones respiratorias, o a través de la placenta. El período de incubación es de 2 a 3 semanas, y el período de contagiosidad va desde 2 días antes a 7 días después de la aparición de la erupción. El paso de anticuerpos a través de la placenta proporciona inmunidad al bebé durante los primeros 6 meses de vida. La infección proporciona inmunidad permanente. Si no reciben un refuerzo de la vacuna hasta un 20% de adultos podrían contagiarse.
La fase inicial de la rubéola se manifiesta como un catarro leve, y muchas veces puede pasar desapercibida. El primer signo característico de la rubéola en el niño es la aparición del exantema o brote con manchas de color rosáceo, finas y algo elevadas, que se inicia en la cara y se extiende al dorso donde permanece unos tres días. Se acompaña de un aumento llamativo del tamaño de los ganglios localizados detrás de las orejas, en la nuca y el cuello. Puede haber unas manchas rosadas en el paladar.
Otros signos son faringitis, conjuntivitis, pérdida del apetito, malestar general y fiebre que por lo general no es muy alta. En las adolescentes puede presentarse dolor en algunas articulaciones sobre todo de las manos y que cede sin tratamiento.
Si la madre contrae la rubéola en los primeros 2 meses de embarazo, la infección puede provocar un aborto espontáneo, el nacimiento de un bebé muerto, o que el feto pueda infectarse y presentar un cuadro característico conocido como rubéola congénita, en cuyo caso puede encontrarse:
- Alteraciones oculares: cataratas, glaucoma, alteraciones de la retina y microftalmía.
- Malformaciones cardíacas: defectos congénitos del corazón a veces incompatibles con la vida.
- Anomalías del sistema nervioso: retraso psicomotriz, microcefalia, encefalitis, retraso mental.
- Sordera
- Alteraciones del hígado: hepatitis
- Alteraciones de la tiroides
No existe tratamiento específico. La administración de un analgésico puede aliviar el malestar y controlar la fiebre.
La vacunación previene la enfermedad. Está indicada en todos los niños entre los 15 y 18 meses de edad, sola o en combinación con paperas y sarampión, en los niños prepúberes, y en las adolescentes. Las mujeres que planean quedarse embarazadas deberían conocer su estado inmunitario frente a rubéola, y si no tienen anticuerpos deberían recibir la vacuna al menos tres meses antes del embarazo.
Ante la sospecha de contacto con rubéola en una mujer embarazada se deberá seguir los siguientes pasos:
1.) Investigar si es inmune a la rubéola, ya sea por vacunación previa o porque tuvo la enfermedad. Por lo general en el control prenatal en el control prenatal el ginecólogo solicita estos análisis en las fases iniciales del embarazo. Consultar con él o de lo contrario solicitar un examen de IgG anti rubéola. Si es inmune no hay riesgo, si no tiene anticuerpos:
2.) Confirmar el diagnóstico de rubéola en el contacto pidiendo un análisis de IgM anti rubéola. Si es negativo no hay riesgo, si es positivo:
3.) Monitorizar o hacer un seguimiento de los niveles de anticuerpos anti rubéola (tipo IgM) en la futura mamá. Si se confirma una infeccción con el virus de rubéola, dependiendo de la edad de gestación o tiempo de embarazo, deberán discutir con su médico la conducta a seguir. N