PARASITOSIS
Es uno de los problemas de salud pública más lacerantes de nuestro país. Es la infestación de niños y adultos por parásitos (lombrices, tenias, amebas, etc.) que contaminan el agua y los alimentos que consumimos, localizándose en el tubo digestivo (intestinos), o en otros órganos como el hígado, los músculos e incluso el cerebro (cisticercosis).
Es una de las causas que contribuyen a que la desnutrición entre nuestros niños, sobre todo los que viven en el campo, se mantenga como un problema aún sin solución (ver desnutrición).
La mayoría de personas infestadas de parásitos pueden no presentar ninguna molestia específica. Dependiendo del tipo de parásito y del grado de infestación, los síntomas pueden ser muy variables. A continuación resumimos algunos de ellos:
Amebiasis: producen sensación de llenura, acumulación de gases, diarrea intermitente. En casos graves produce un cuadro de colitis o disentería amebiana con fiebre, dolor abdominal intenso, sensación de pujo, y deposiciones muy frecuentes en pequeñas cantidades con moco y sangre, este cuadro puede complicarse con una infección y llegar incluso a una perforación intestinal con peritonitis. Las amebas son también capaces de alojarse en el hígado produciendo abscesos hepáticos amebianos, comprometiendo hasta la vida del enfermo.
Ascaridiasis: (áscaris lumbricoides o lombrices): es el parásito más frecuente. Se manifiesta con dolor abdominal, náusea, vómito, pérdida de apetito, malestar general. Cuando la infestación es masiva, los manojos de parásitos pueden llegar inclusive a producir obstrucción intestinal y perforación. Se conoce de niños en quienes las lombrices han llegado hasta la vesícula biliar.
Oxuriasis: (oxiuros): la característica especial de los oxiuros es que se localizan en los alrededores del ano. Producen mucho picor sobre todo en la noche cuando las hembras salen a poner sus huevos. En las niñas pueden producir vaginitis. Se contagian mucho entre los miembros de la familia a través de la ropa de cama y toallas.
Tricuriasis: (tricocéfalos): pueden producir dolor abdominal, diarrea, y cuando la infestación es masiva pueden ocasionar un prolapso de la mucosa del recto.
En nuestro medio parece una buena medida el administrar antiparasitarios, cada seis meses, a los niños y adultos que viven en zonas de alta incidencia, siempre bajo supervisión médica. Se deberá tratar primero los gusanos o lombrices y luego las amebas y giardias.
- Hervir el agua antes de consumirla. Evitar beber agua estancada, de riachuelos, vertientes, o acequias.
- No ingerir alimentos mal preparados, que se hayan manipulado o se vendan en la vía pública.
- Los alimentos, como verduras y algunas frutas, que crecen a ras del suelo deberán estar bien lavados o cocinados antes de consumirlos.
- Enseñar a los niños a lavarse las manos con frecuencia, y sobre todo antes de comer y después de haber ido al baño.
- Mejorar los servicios básicos como agua potable y alcantarillado.
- En los lugares en los que no exista alcantarillado, cada vivienda deberá disponer de una letrina.
- Mejorar el manejo de basura y desperdicios.
- No mantener animales dentro de la vivienda ni muy cerca de ella.